sábado, 16 de mayo de 2015

EXPERIENCIA DE APLICAR EL COACHING EN LAS RELACIONES COMUNITARIAS EN EL PERU.


                                                     

  EXPERIENCIA DE APLICAR
EL COACHING EN LAS RELACIONES COMUNITARIAS EN EL PERU.

En el presente artículo comentaré la experiencia compartida con las comunidades peruanas, al aplicar el “coaching comunitario” entre directivos comunales, líderes de opinión y formación de líderes, en el entorno comunitario que inspira y apoya a desarrollar mejores prácticas para ser mejores personas, indistintamente del ambiente en el que se desempeñen.
Parto recogiendo que esta disciplina, el coaching, es relativamente nueva, pues no tiene más de treinta años que fue por vez primera aplicada, siendo inicialmente orientada a buscar el incremento del rendimiento individual de los deportistas de alta competencia, para posteriormente ir alcanzando otros ámbitos y especialidades profesionales, llegando a ser una herramienta usual de desarrollo gerencial y crecimiento entre los objetivos y logros empresariales y hoy una herramienta estratégica para el desarrollo e incremento de valor de comuneros y comunidades.
Ahora bien, estando a que el coaching seria “el arte de crear un ambiente amigable y de confianza a través de la conversación, para hacer preguntas y ayudar a otra(s) persona(s), a través del aprendizaje, en la exploración y descubrimiento de nuevas creencias, para ayudarle(s) a aprender, en lugar de enseñarle(s)”, su aplicación para la mejora y desarrollo de las comunidades se hace impostergable con una concepción ética, humanista y de responsabilidad social.
Visto este concepto y siendo mi especialidad y experticia el enfoque del desarrollo conjunto a través de asumir debidamente la Responsabilidad Social y las Relaciones Comunitarias con las empresas, no cabía duda que terminaría aplicando los mismos conceptos básicos del coaching a las Relaciones Comunitarias, con un marco lógico y viabilidad de esta relación profesional de ayuda que privilegia la escucha, conversación y acompañamiento, justamente lo que todo relacionista comunitario ejecuta y practica en su diario quehacer.





En Relaciones Comunitarias, no existe una metodología claramente definida como tampoco manuales prácticos a seguir, no podemos aplicar la misma fórmula a toda relación comunitaria, pues en esencia las Relaciones Comunitarias son dinámicas, están en constante movimiento y cambio, evolucionan de manera distinta unas de otras, y sobre todo son propias a las relaciones entre seres humanos, como uno, con sus vivencias, frustraciones, temores, alegrías, fracasos y éxitos.

Entendido esto, que nuestro trabajo de relacionista comunitario se centra en tratar con seres humanos como uno, con todo lo que ello conlleva e implica y conociendo también los temores que ellos llevan dentro, pues no es para nada novedoso que lo que principalmente un comunero piensa y desea, en la
mayoría de las veces, es sacar el máximo provecho de la empresa, con el mínimo o nulo esfuerzo que ellos puedan realizar, es decir, que la empresa quede obligada a darles todo, ¿por qué?, pues porque sí, esa es la simple y sencilla respuesta que recibiremos.


En algunos casos, si no es en la mayoría de ellos, el comunero ve en el ingreso de la empresa la oportunidad de favorecerse. Lo que ellos han venido escuchando y han interiorizado erróneamente es: “ esta es nuestra oportunidad de oro”, pero en la práctica y realmente no saben porque tiene que ser así, solo saben que tienen que hacerlo y si no lo hacen, pierden su única oportunidad; y de otro lado el comunero tiene la presión social que pesa en la misma comunidad, que “todos tienen que estar unidos y sacar el máximo provecho a la empresa”, esto lo profesan los caudillos de la zona, que buscan sus propios intereses, mal informando intencionalmente a los comuneros, utilizándolos para lograr sus propios y personales intereses.
Si ya conocemos esta premisa general y siempre se ejecutan acciones similares de acercamiento y relacionamiento comunitario e invariablemente obtenemos los mismos resultados, ¿Por qué no abrimos nuestra mente?, ¿Por qué no innovar? ¿Por qué no revisar la estrategia? ¿Por qué la duda al cambio?, bueno, fueron preguntas que me hice, sí y por cierto inicialmente tuve reticencia a dar el paso e iniciar el cambio.
Fue en ese sentido que me di la oportunidad de incorporar nuevas metodologías de abordaje de problemas e iniciar y aplicar las técnicas del coaching en las relaciones comunitarias.
Como base primera, hay que tener presente que el coaching no es terapia, no es consultoría, como tampoco mentoring o counselling, ni mucho menos está relacionada con la formación académica.
Todo relacionista comunitario debe esforzarse para conversar, entender, generar empatía y permitírsela, comunicar y ayudar a la persona (comunero) y a la comunidad a que ella interiorice y haga suya, descubra, exprese y finalmente, ejecute.






Lo que debemos tener muy en claro, antes de llevar a cabo esta labor de coaching comunitario es donde estamos (punto de inicio) y acompañar al comunero a que él mismo, con sus propias ideas y convicciones recorra este trayecto, en nuestra compañía, hasta determinar a donde llegar.
Cuando la persona exterioriza lo que piensa de las cosas, incluido lo que piensa de la empresa; lo que ha escuchado, como él lo siente y vive, podremos acompañarlo en una segunda etapa para que conecte con lo mejor de él, todos sin excepción tenemos un ser interior positivo y solidario por naturaleza.
Hay que tener muchísimo cuidado, pues no podemos ni debemos dar la sensación que estamos concientizando a la persona a que actúe como queremos, eso jamás, pues sería el más rotundo y craso error, allí se rompería toda posibilidad de acercamiento.
Obviamente que este es un trabajo de paciencia y confianza mutua, construir entendimiento y lazos amicales.
Debemos ser cautos, escuchar y conversar implica percibir y expresar palabras, pero sobre todo gestos, modos, tonos y acciones, tanto para que descubran por propia convicción los beneficios que puede ofrecer la empresa, la inversión, la educación y el cambio, como para vincularnos con sus expectativas reales, sus costumbres y su lógica de acción, partiendo del propio dicho y expresión del comunero, no imponiendo nuestros dichos y conceptos, para así participar activos en esta continua conversación y acompañamiento, el coaching no termina, se monitorea en el tiempo, por ello y no por ser mencionado en esta etapa es menos importante: el equipo de relaciones comunitarias, previamente debería haber recibido un entrenamiento en coaching y estar imbuido en el compromiso y filosofía de la empresa, ser un equipo sólido, homogéneo y comprometido en sostener este acompañamiento.
Creo que esta disciplina, el coaching comunitario, empleada responsablemente para llevar de manera innovadora las relaciones comunitarias, será de real beneficio para todas las partes: empresa, comunidad, stakeholders y Estado.


Jorge Adrianzén Prato, es Consultor Senior en Relaciones Comunitarias & Responsabilidad Social y profesor de Postgrado UPC.

1 comentario:

dante arbocco dijo...

Interesante los planteamientos y procedimientos definitivamente indican conocimiento de la actividad en esta especialidad y en este especifico medio pero no creo que se deba generalizar la actitud de las comunidades en general ya que las mismas por años han sido abusadas por su ignorancia y no han tenido quien se preocupe por ellas o las defienda , pienso que esto puede ser la causa de su actuar hoy en día.